En mi interior pensé que todos estaban ciegos. Y que yo sí había crecido, había crecido tanto, que, aunque ninguno lo viese, era capaz de tocar el cielo.
Este pensamiento es el que lleva al protagonista, Nicolás Pertusato, a escribir los "cuadernitos de memorias" en los que dejará constancia de su crecimiento, no físico -ya que es un enano-, sino interior.
Al comenzar la lectura, conocemos a un joven enano milanés forzado a realizar un largo viaje para trabajar en la corte más poderosa de la época: la española. Este viaje no será sólo físico, sino también espiritual: será su salida del paraíso. Y es que, a partir de ese momento, el protagonista deberá enfrentarse a los problemas que se le presenten y aprender de las personas que le rodean, comenzando por su padrino Acedo, la primera persona que le muestra su cruda realidad. Este primer contacto llevará a Nicolás a debatirse entre la vida y la muerte, optando finalmente por olvidar el pasado y adaptarse al presente.
Entre tanto, se inserta el misterio de Velázquez: la creación de Las Meninas y la posterior aparición de la cruz de la Orden de Santiago en el pecho del pintor autorretratado. Esta trama me parece un gran acierto para llamar la atención del lector, siempre y cuando se conozca el cuadro y su leyenda: ¿fue el rey quien pintó la cruz cuando Velázquez le enseñó la obra? ¿Fue el propio pintor? o ¿quizás, nuestro protagonista Nicolás? Sin duda, para lograr este efecto, es necesario acercar al alumno a la obra, al pintor y al mundo que le rodeaba. Dado que la acción se desarrolla en la corte española del siglo XVII, una época que para un lector adolescente puede resultar ajena, sería conveniente aproximar al alumno a la figura de este gran pintor español, a su papel en la corte, a la importancia de ser el primero en retratar a los enanos de la misma y a su fervoroso deseo de pertenecer a la Orden de Santiago. Desconociendo estos datos, no varía la comprensión de la historia, pero sí su interpretación.
Personalmente, El Misterio Velázquez ha cumplido mis expectativas; sólo una cosa no me ha gustado de la novela: la explicación fantástica que se le da a la creación del cuadro, ya que Velázquez aparece como un mero instrumento en manos de una fuerza maligna, y queda así, de alguna manera, desvalorizado ante el lector.
A pesar de ello, sí que utilizaría este libro en el aula de secundaria (tal vez 3º ó 4º curso), porque está muy bien escrito, es de fácil lectura y capta la atención del lector, al mantener la intriga no sólo a través de un misterio fantástico, sino también real e histórico.
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