miércoles, 23 de noviembre de 2011

El hombrecito vestido de gris. Fernando Alonso

El hombrecito vestido de gris. Fernando Alonso

El hombrecito es un personaje que vive encerrado en un bucle en el que cada día hace las misas cosas y va a los mismos sitios. Su ropa, toda de color gris, es representativa de como es su vida de triste y aburrida. Él en realidad no es así, por dentro está lleno de vida y color.
El personaje de este cuento se encuentra oprimido por injusticias sociales que le niegan la libertad de expresión. El hombrecito sueña con vencer ese autoritarismo que le impide realizarse como persona y no le permite hacer lo que más le gusta, cantar.
En mi opinión es una dura crítica contra represión que hubo durante la transición ya que al hombrecito se le prohíbe cantar, no puede hacerlo en el trabajo ya que le despedirán y no puede hacerlo en la cafetería porque le echarán. A pesar de estas represiones el hombrecito no pierde la esperanza, pero se ve obligado a dejar de hacer lo que le gusta. Para ello se pone un pañuelo fingiendo un eterno dolor de muelas, de esta manera con la mandíbula sujeta no podrá cantar nunca más. No sé si esta es la mejor solución para el problema del hombrecito, lo cierto es que eligió su trabajo y a la sociedad a cambio de su sueño. Es un reflejo de la vida real, en cualquier trabajo o cuando estás con otras personas, aunque la situación no es la misma, siempre terminamos sacrificando algo que nos gusta, bien porque te lo exige un jefe, bien porque te lo pide un amigo o un familiar.
No sé si la solución de el hombrecito de gris es la correcta o no, pero sí que en ocasiones hay que renunciar a lo que nos gusta por los demás. En esta historia cabe una salida al optimismo en forma de desenlace feliz. Fernando Alonso nos propone un final alternativo en el que al hombrecito le ofrecen un trabajo haciendo lo que le gusta. Yo creo que no es necesario, tanto los jóvenes como los adultos que lean el cuento deben estar preparados para tener finales tristes, no siempre todo acaba como esperamos.
En mi opinión en este cuento encontramos un mensaje de protesta implícito y requiere un esfuerzo de interpretación por parte del lector. Llegado este punto de comprensión no todos los lectores lo verán de la misma manera, ya por la apariencia de cuento inofensivo, ya por el argumento sencillo, quizás a los ojos de los jóvenes lectores no les llegará tan fácil el mensaje de represión como a los ojos de un adulto más experimentado y conocedor de la historia española. Probablemente sin la guía de un adulto o un profesor un niño o adolescente dará una lectura superficial del texto sin reparar en el mensaje implícito.
En mi opinión hay libros más interesantes, con los que los niños pueden aprender otras cosas y que les resultarán más estimulantes de leer.

Lía Miyares Fernández

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