Platero y yo. Juan Ramón Jiménez.
Es la historia de un burrito llamado Platero y su gran amigo el narrador de la historia del que no se dan muchos datos. Es una obra sin argumento lógico, con 138 capítulos en 157 páginas. Cada capítulo cuenta una historia distinta sin ninguna conexión una con otra. Las frases son demasiado cortas y encontramos muchas descripciones y adjetivos, en general no me ha resultado fácil de leer ya que no hay ninguna historia que seguir.
Contrasta mucho el vocabulario negativo con el positivo, encontramos palabras como triste, miserable o pobre y por otro lado encontramos frases como viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe y palabras como tierno y mimoso. La obra está llena de historias melancólicas mezcladas con alegres; en particular me han parecido muy tristes los capítulos CVIII La Yegua Blanca (de este en particular me ha parecido muy cruel el trato a la yegua) y el capítulo CXXXII La Muerte. Aunque Juan Ramón Jiménez ya nos lo avisa en el prólogo (Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas).
El personaje principal, Platero, se va volviendo casi humano, el narrador habla de él como si de un niño se tratase, lo humaniza demasiado y así el final resulta aún más triste, cuando Platero muere y el narrador se queda sin su mejor amigo.
Es un libro que, definitivamente, no está escrito para los niños, tiene pasajes demasiado tristes y melancólicos y hace referencias a la soledad y al aislamiento. Lo que pretendemos con la literatura juvenil es que nuestros alumnos aprendan y que se habitúen a la lectura y no creo que con un libro como éste, sin conexión, sin una historia definida y con un final tan triste, podamos conseguir esto.
Todo lo arriba comentado forma parte de una lectura y una visión subjetivas bastante ignorantes, soy consciente de que Juan Ramón Jiménez no ha ganado el Premio Nobel de Literatura escribiendo textos inconexos y sin sentido y puede que una lectura guiada con sus pertinentes explicaciones pueda aportar luz y significado al texto. Pero a mí personalmente he de decir que ni me gusta ni lo pondría de lectura en secundaria.
Lía Miyares Fernández
Es la historia de un burrito llamado Platero y su gran amigo el narrador de la historia del que no se dan muchos datos. Es una obra sin argumento lógico, con 138 capítulos en 157 páginas. Cada capítulo cuenta una historia distinta sin ninguna conexión una con otra. Las frases son demasiado cortas y encontramos muchas descripciones y adjetivos, en general no me ha resultado fácil de leer ya que no hay ninguna historia que seguir.
Contrasta mucho el vocabulario negativo con el positivo, encontramos palabras como triste, miserable o pobre y por otro lado encontramos frases como viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe y palabras como tierno y mimoso. La obra está llena de historias melancólicas mezcladas con alegres; en particular me han parecido muy tristes los capítulos CVIII La Yegua Blanca (de este en particular me ha parecido muy cruel el trato a la yegua) y el capítulo CXXXII La Muerte. Aunque Juan Ramón Jiménez ya nos lo avisa en el prólogo (Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas).
El personaje principal, Platero, se va volviendo casi humano, el narrador habla de él como si de un niño se tratase, lo humaniza demasiado y así el final resulta aún más triste, cuando Platero muere y el narrador se queda sin su mejor amigo.
Es un libro que, definitivamente, no está escrito para los niños, tiene pasajes demasiado tristes y melancólicos y hace referencias a la soledad y al aislamiento. Lo que pretendemos con la literatura juvenil es que nuestros alumnos aprendan y que se habitúen a la lectura y no creo que con un libro como éste, sin conexión, sin una historia definida y con un final tan triste, podamos conseguir esto.
Todo lo arriba comentado forma parte de una lectura y una visión subjetivas bastante ignorantes, soy consciente de que Juan Ramón Jiménez no ha ganado el Premio Nobel de Literatura escribiendo textos inconexos y sin sentido y puede que una lectura guiada con sus pertinentes explicaciones pueda aportar luz y significado al texto. Pero a mí personalmente he de decir que ni me gusta ni lo pondría de lectura en secundaria.
Lía Miyares Fernández
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