Alicia a través de espejo
Lewis Carroll
El autor utiliza de nuevo a Alicia como personaje principal de la obra, con la diferencia de que ya no es una niña, sino una mujercita. El encanto de esta obra, que fue publicada en 1871, reside en el ingenio y la imaginación, una vez más, del autor.
Alicia se pregunta como será el mundo dentro del espejo de su casa, y al tocarlo, se cuela dentro de el, atravesándolo. Entonces llega a una sala con piezas de ajedrez, y nos damos cuenta de que vamos a retomar otra fantasía como la vivida en el País de la Maravillas.
Al abrir una puerta, Alicia descubre el Jardín de las flores vivas. Recorriendo el jardín, conoce a la Reina Roja, quien le reta a una partida de ajedrez. Si Alicia consiguiese llegar hasta la octava casilla, se convertiría en una Reina Blanca. Al aceptar el reto, Alicia se convierte en un peón blanco.
Empieza la partida, que ocupa toda una pradera. El primer movimiento de Alicia es avanzar dos casillas en ferrocarril, y aquí empieza su aventura, llena de situaciones sin sentido, momentos de terror….
Conocerá a dos gemelos, Tararí y Tarará, y poco después, mientras avanza casillas, se encontrará con la Reina Blanca, que le explicará que en el mundo detrás del espejo todo ocurre desde atrás hacia delante. Este sentido inverso, tal y como nos reflejamos en el espejo, provocará situaciones cómicas. Por ejemplo, la gente puede recordar lo que sucederá en el futuro, o un pastel que se reparte primero y se corta después. La lógica no existe detrás del espejo, y Alicia, en esta segunda novela, se verá desconcertada una vez más.
En esta obra abundan los juegos de palabras, las adivinanzas e incluso nuevos términos para animales inventados, como los limazones. También se hace referencia a canciones y rimas infantiles. El personaje Zanco Panco es un conocido personaje de la rima de Mamá Oca, y los gemelos son los protagonistas de una canción de cuna.
Los personajes entre las dos novelas son diferentes, pero se hace referencia a la liebre (Haigha) y al sombrerero (Hatta). Se trata de una parodia, una ridiculización de las palabras originales Hare y Hatter.
Al final de la obra, Alicia está frustrada por todos los peligros en los que se ha visto expuesta, y culpa a la Reina Roja por ello. Así que empieza a agitarla hasta que “se la come”, dando jaque al Rey Rojo, que ha estado durmiendo en su casilla toda la partida. Aquí Alicia despierta de su sueño, a la vez que el Rey despierta del suyo, y vemos que los gemelos tenían razón al decir que Alicia era un producto de la imaginación del Rey, y que cuando este despertase, ella se desvanecería.
Lo que más me ha impactado del libro ha sido el Jardín. Recordamos que en Alicia en el País de las Maravillas, la niña no podía abrir la puerta que le conducía al jardín. Esto ha sido interpretado por críticos literarios como un símbolo con dos parábolas. Por un lado, como el Jardín del Edén, un espacio idílico de belleza e inocencia. Y por otro, a un nivel más abstracto, como la representación del deseo, ya que Alicia no puede acceder. Si juntamos estos simbolismos, podemos interpretar el jardín como el deseo de Alicia de conservar su inocencia infantil. Sin embargo, la primera puerta que abre Alicia en esta obra le conduce al jardín de las flores, donde Lirio le trata como una flor más. Aparte de esto, la obra se localiza mayormente en un prado. Si tenemos en cuenta que Alicia en esta obra ya no es una niña, sino una adolescente, podemos apreciar el simbolismo del jardín y la preciosa metáfora que Carroll esconde entre líneas.
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