FERNANDO ALONSO
El hombrecito vestido de gris, nos cuenta la triste vida de un hombrecito que no acaba de ser feliz porque no le dejan ser y hacer aquello que realmente le gusta, cantar.
Todo su mundo es gris, su indumentaria, su bigotito...hasta su mirada es gris pero, sólo es así por fuera, por dentro el hombrecito tiene mucho color, muchas cosas que decir, muchas opiniones que expresar...sin embargo no puede hacerlo, los vecinos, los compañeros de la oficina, su jefe, el dueño de la cafetería y en general, la sociedad que le rodea, no le comprenden y esta situación lleva al hombrecito a tomar una radical decisión, taparse la boca con un pañuelo, simulando así un fuerte dolor de muelas que según parece, iba a durar toda la vida. Esta decisión final da a entender al lector que el protagonista se rinde, accede a lo que los demás quieren, no oírle cantar nunca más, dejando atrás su verdadera felicidad y, llevando al lector a una reflexión sobre qué habría hecho él.
Este es el final que Fernando Alonso nos presenta pero, no el único, sigue con un final alternativo para todos aquellos lectores a los que les gustan los finales felices y con buen sabor de boca, donde el hombrecito conoce a un director de orquesta y éste le brinda la oportunidad de oírle cantar y cumplir así su sueño.
Ingenioso, diferente e imaginativo me ha parecido que el autor nos dé la opción de elegir qué final queremos poner al cuento y si bien es cierto que en clase opté por el final feliz ahora, y después de reflexionar un poco más sobre el cuento, diría que me quedo con las dos opciones, la primera por su trasfondo histórico y la segunda por ese mensaje reivindicativo "cumple tu sueño, sé feliz, no te rindas nunca".
Pienso que este cuento es idóneo para leerlo en clase, en un curso de 4º de ESO o quizá también en 1º de Bachillerato, pero para ser sincera lo primero que pensé sobre este cuento es que si pudiera volver atrás y regresar al colegio me gustaría leerlo de pequeña con nueve o diez años, escribir o grabar lo que pienso sobre él y releerlo con diecisiete o dieciocho años de nuevo, recuperar aquello que había pensado años atrás y darme cuenta de la nueva reflexión que puedo hacer sobre él, de todo aquello que puedo aplicar ahora, como la mención a la guerra civil, la represión, reflexionar sobre la decisión del protagonista, y de alguna manera ver cómo he cambiado, darme cuenta de que tengo un criterio propio y en definitiva valorar todo aquello que he aprendido.
Todos los cuentos que nos presenta el autor tratan temas cotidianos, que muy posiblemente vivan los alumnos, valores que pienso, se deben inculcar también en las aulas, y una buena manera de hacerlo es a través de la lectura, de estas lecturas escritas con léxico sencillo pero con un trasfondo sensacional.
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