domingo, 4 de diciembre de 2011

Campos de fresas de Jordi Sierra i Fabra

SIERRA I FABRA, Jordi: Campos de fresas, Madrid, SM, 1997, 144 páginas. Colección Gran Angular – Serie Alerta Roja.

Jordi Sierra i Fabra (1947) es un escritor catalán muy reconocido. Ha publicado más de 400 libros y ha obtenido multitud de premios, entre los que destacamos la Placa de Plata en 2001 y la Placa de Oro en 2005 de la Editorial Cruïlla por su obra Campos de fresas.

Este libro, Campos de fresas, fue publicado en 1997, hace catorce años, pero, aún así, sigue siendo uno de los más vendidos del autor. De hecho, en octubre de este año 2011 se ha publicado la 68º edición . Realmente este libro ha tenido tanto éxito que en 2003 se convirtió en una película para la televisión.

En mi opinión personal, creo que para la elaboración de Campos de fresas, han sido de vital importancia dos obras anteriores del autor: El joven Lennon (1988) y Noche de viernes (1993). El joven Lennon es una novela que narra la vida de John Lennon, el cantante británico que formaba parte del grupo musical The Beatles. Sierra i Fabra es un gran estudioso de la música rock y, además, seguidor de este grupo, por lo que conoce perfectamente su discografía. Con el título de su obra Campos de fresas, el autor hace referencia a una canción de The Beatles: Strawberry Fiels Forever, que, además, fue compuesta por John Lennon. Antes de leer el primer capítulo del libro podemos encontrar estos versos:

«Nada es real, no hay nada por lo que preocuparse. Campos de fresas para siempre.»
Strawberry fields forever
. John Lennon


Por otro lado, en Noche de viernes Sierra i Fabra toca el tema de las drogas, al igual que en Campos de fresas, sin embargo lo hace de un modo mucho más duro y cruel que quizá no conecte tan bien con los adolescentes como ésta otra. El autor repite temática, en efecto, pero el enfoque en esta segunda obra es mucho más sentimental, por lo que considero que puede gustar y atraer a más lectores. Además, resulta curioso que sea precisamente “la noche del viernes” cuando se suceden los acontecimientos principales de las dos novelas. Evidentemente puede tratarse de una simple coincidencia, pero no por ello se nos pasa desapercibida. Entonces, para sintetizar mis ideas, considero que El joven Lennon y Noche de viernes jugaron un papel importante para la creación de Campos de fresas básicamente por dos razones: la primera, por el título y, la segunda, por el contenido.

Como ya hemos comentado el título, a continuación vamos a centrarnos en el contenido de Campos de fresas elaborando un breve resumen del libro. Durante una noche de fin de semana, Luciana, una joven de 18 años, entra en coma tras consumir una pastilla de “eva”, una droga muy similar al éxtasis. Sus amigos, que también han consumido pero se encuentran bien, están destrozados por lo sucedido. En unas pocas horas, la noticia del coma de Luciana ha trascendido. La familia de la joven, su mejor amiga Loreto (que sufre de bulimia) y su novio Eloy van al hospital para ver cuál es su estado. La policía está investigando el caso e incluso la prensa se ha hecho eco de la noticia. En estas horas cruciales para la vida de Luciana, los médicos no pueden hacer nada más por ella, porque no saben qué sustancias químicas contiene la droga que ha consumido. Eloy, desesperado, decide buscar al camello que les vendió esas pastillas a sus amigos para salvar la vida de su novia. Mientras tanto, Luciana lucha una partida de ajedrez con la muerte.

En cuanto a la estructura del libro, se caracteriza por un uso hábil de los procedimientos narrativos. Los capítulos son breves pero intensos, siempre ocurre algo impactante en ellos. Además, los títulos de estos capítulos hacen alusión a los movimientos que se pueden realizar en una partida de ajedrez, por lo que se ve más claramente cómo es “el juego”, la lucha, de Luciana por su vida.

El estilo está marcado por un lenguaje muy sencillo y muchos diálogos, por lo que el ritmo narrativo es muy rápido. Apenas hay descripciones de los lugares, el autor se centra más en describir los pensamientos, sentimientos y vivencias de los personajes. Los lectores adolescentes se pueden sentir conmovidos e incluso identificados con los protagonistas, lo que creo que es clave para que se enganchen a leer y puedan formarse como lectores. Especialmente conmovedores son los monólogos de Luciana durante su coma, que sabiamente Sierra i Fabra diferencia utilizando una letra cursiva.

Para finalizar con este comentario, comentaré que personalmente utilizaría Campos de fresas, a la hora de trabajar la lectura en la clase, con alumnos a partir de quince años. Sobre todo, creo que funcionaría muy bien con actividades de debate en las que estimularía la reflexión, no sólo con el tema de las drogas, ya que en la obra podemos encontrar otras cuestiones como: las relaciones de incomunicación que hay entre padres e hijos durante la adolescencia, la bulimia o la ética de los medios de comunicación.

Mª Ángeles Jerez Pomares

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