jueves, 15 de diciembre de 2011

CAPERUCITA EN MANHATTAN


CARMEN MARTÍN GAITE

Por todos es conocida la historia de Caperucita, un clásico que trata la iniciación de la vida adulta, los peligros que nos acechan, la búsqueda de la libertad...y, todo esto, es lo que nos presenta también Carmen Martín Gaite en su obra Caperucita en Manhattan pero, con una diferencia importante, su recreación de la obra no se desarrolla en el bosque sino, en la gran ciudad de Manhattan donde, los peligros y los personajes son muy diferentes.
La lectura se me hizo, al principio, un poco cuesta arriba, toda la primera parte me resultó bastante aburrida y realmente hasta que no llegué a la segunda no empecé a disfrutar de la obra, precisamente cuando aparece miss Lunatic y, en ese sentido, puedo decir que este personaje no sólo "salva" a Sara Allen sino que también, me salvó a mí de abandonar la lectura.

Me ha gustado cómo la autora ha caracterizado a los personajes, adaptándolos a la sociedad de la gran ciudad, la abuela como una mujer independiente, moderna que cantaba en el music-hall; a Edgar Woolf como un empresario pastelero, solitario y, muy importante, sin maldad; y sobre todo a miss Lunatic, este nuevo personaje me ha encantado, el misterio que envuelve su identidad, su manera de pensar...hay un momento en que habla con el comisario O'Connor y le dice algo que leí hasta tres veces y que, me pareció tan cierto que me llevó a reflexionar "...para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald...Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar...y vivir es reírse...".
Sara Allen aprende de este personaje, cambia gracias a ella, encuentra su libertad y creo que un joven lector también puede extraer aspectos positivos de Madame Bartholdi y, en general, de la lectura.

Otro elemento que me ha gustado de la obra ha sido la tarta de fresa, en el cuento clásico se menciona vagamente como motivo de porqué Caperucita visita a su abuelita pero, aquí, Carmen Martín le da un papel importante, es una causa clave en la historia, que acaba uniendo a dos personajes que, en principio, no deberían terminar bien, Edgar y Rebeca.
A mí parecer, todos estos aspectos pueden gustar a los alumnos de 4º de ESO y la obra puede funcionar bien en el aula, comparando lo que saben del clásico, ya sea porque lo han leído o porque se lo han contado, con esta lectura.

Pienso que se pueden desarrollar diferentes actividades y el hecho de que conozcan la historia les puede motivar más para leer y preguntarse qué hace y qué le puede pasar a Caperucita en Manhattan. El único problema que se podría dar es que los alumnos vean muchas páginas, y les pueda dar pereza leerlo, es aquí donde el profesor debe jugar su papel, su buen papel y, trabajar para que eso no ocurra.
En resumen, me ha parecido una obra simpática, adaptar un clásico como Caperucita a la sociedad actual me ha parecido ingenioso y un gran acierto para captar la atención de los jóvenes.

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