viernes, 16 de diciembre de 2011

La cabeza del dragón


Ramón María del Valle-Inclán. Su producción narrativa se inicia en el modernismo. Dentro de esta estética se inicia Valle con Femeninas y Epitalamio, colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más adelante llevará a cabo todo un monumento del modernismo: son las Sonatas —Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). Tres años tardan en salir las cuatro sonatas. Es con ellas con las que inicia una carrera de escritor. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia sensitiva típica en los discípulos de Rubén Darío (padre del modernismo, quien lo llevó de Latinoamérica a España).
Por la cantidad de texto en estilo directo (diálogos), algunas obras narrativas de Valle, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad —o imposibilidad— de representarlas se las ha incluido entre sus novelas.
Ramón escribe obras de teatro y muestra desde sus comienzos una atracción por el mundo del escenario.
La Farsa infantil de la cabeza del dragón es una obra de teatro infantil en dos actos, divididos en seis cuadros, de Ramón María del Valle-Inclán, estrenada en 1910 y publicada en 1914. En 1926 se reeditó dentro de la trilogía Tablado de marionetas para educación de príncipes. Se representa en el Teatro de la Comedia de Madrid, en la denominada Empresa del Teatro de los Niños, creada por Jacinto Benavente, el 5 de marzo de 1910 e interpretada por la compañía de Matilde Moreno. Lamote de Grignon puso música a la pieza, convirtiéndola en Ópera, estrenada en 1960 el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Vuelve a representarse en el Teatro María Guerrero de Madrid en 1962, encabezando el reparto María José Alfonso, Manuel Andrés, José Caride y Jaime Blanch, dirigidos por Ángel F. Montesinos. En 1999 Marta Belaustegui protagonizó una nueva puesta en escena junto a Emilio Lorente y Miguel del Amo.

Sobre el argumento, podemos decir que la farsa trata sobre un príncipe que rescata a una bella infanta, cuya vida está en peligro. El príncipe se debe enfrentar a un dragón, contando, eso sí, con el auxilio de un duende.

Destacamos que comparte varios elementos con la otra comedia infantil que hemos analizado, El príncipe que todo lo aprendió en los libros. Por ejemplo, en ambas obras aparece el personaje del bufón, unos reyes y el príncipe, un instructor o guía que ayuda al príncipe, que en ambas comedias, es el protagonista principal. Por otro lado, ambas comedias están divididas en dos actos, cuyas extensiones son similares y el texto está acompañado por ilustraciones en blanco y negro que facilitan la comprensión de la historia.

Por otro lado, pensamos que es una comedia que puede ser representada por alumnos de la ESO, pues tiene un lenguaje sencillo, la extensión es corta y tiene un número reducido de personajes. Se trata, pues, de una farsa que puede ser escenificada por adolescentes no versados en teatro.

Por último, señalamos que es una obra teatral que contiene elementos propios de los cuentos de fantasía. Estamos pensando en el dragón, en el duende, en la princesa, en el argumento de la comedia,… y esto provocará en los alumnos mayor interés por la obra, ya que estarán familiarizados con los ingredientes de los cuentos de hadas.

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