Y no abrir… Cuando de noche llaman a la puerta.
Un viajero en una noche de tormenta, una “bruja” de pueblo, una mujer dañada, y unas misteriosas cartas, son ingredientes más que suficientes para hacer un libro cuanto menos turbador.
Conseguir que todo el espíritu de las leyendas más misteriosas y macabras de los pueblos gallegos caiga en nuestras manos es más de lo que podemos esperar. No obstante, aquí tenemos una buena muestra de ellas. El hecho de que las historias aparezcan narradas empleando desde la primera persona del singular, hasta el discurso indirecto, que hallamos en la narración de relatos del padre del autor al autor del libro, nos aporta unos tintes de veracidad que nos hace creer por momentos en aquello de que haberlas hailas.
Nos hallamos ante el legado del legado, es decir, ante la plasmación por escrito de unas historias relatadas bajo la sombra de la verosimilitud, pero transmitidas de generación en generación como hechos reales. En un marco de secretismo y misterio, ante la promesa del padre del autor de no escribir sobre ello al menos mientras él viva, “veracidad” popular… teñida de leyenda.
Nos hallamos ante un libro compuesto por cuatro historias breves, escrito en gallego en 1994 por el premiado Francisco Xavier Puente Docampo, conocido como Xavier P. Docampo; y traducido al castellano por Rafael Chacón Calvar.
El primero de los relatos, “El espejo del caminante”, recoge la historia de un hombre que regresa a su pueblo para recibir una herencia tras siete años viviendo fuera. De vuelta a casa, caminando con su caballo en una noche de gran tormenta, el caminante intuye la extraña presencia de una compañía que parece guiarlo hasta una luz, al final de la cual encuentra una casa. En esa casa lo recibe un herrero, un hombre exactamente igual a él salvo por un detalle, no tiene párpado en el ojo izquierdo. Esa misma noche su anfitrión lo invita a su mesa, cuida de su caballo, y le ofrece su vino; con el que acaba ebrio. Aprovechando esta ocasión, el herrero quema su ojo, y tras sobreponerse a una cura que lo deja en cama unos días al cuidado del herrero, descubre que se ha quedado sin párpado en el ojo izquierdo.
El hecho de que ahora sean iguales hace pensar al herido que el herrero ha podido herirlo a propósito; y comienza a urdir un plan para vengarse del premeditado agresor.
De tal forma, alimentado de rabia se encamina hacia su agresor… y se convierte de este modo en la víctima de su propia ira.
El segundo de los relatos es “El Hornadas”. Recoge la historia de tres amigos que deciden ir a dar una paliza a una vieja del pueblo que les hace la vida imposible a todos los vecinos con sus malas acciones. Mientras están propinando la paliza a la vieja, uno de ellos, Teixo, le da un sartenazo, y la mata.
Tras darse cuenta de la muerte de la vieja, los tres amigos la cogen y la llevan al horno abandonado de un pueblo cercano, donde deciden quemar su cuerpo para no dejar pruebas del delito. Una vez allí, mientras el cuerpo se encuentra calcinándose, la vieja se levanta del horno, y apuntando a Teixo le dice que lo lamentará de por vida.
Tras la desaparición de la vieja, y ante la curiosidad de los vecinos, la policía investiga la muerte de la vieja y Teixo va a la cárcel. Una vez libre vuelve a su casa, donde la vieja se le aparece para torturarlo de una manera cruel y horrible, que le llevará a vagar por los caminos abocado a un trágico final.
La tercera de las historias tiene por título “Loba”. La leyenda recoge la historia de una chica joven y bella, Isaura, que queda prendada de los encantos de Silvestre, y queda embarazada de él. Él, conquistador por excelencia de la región, no quiere compromisos, la lleva a abortar a la ciudad, y la deja. Antes de marcharse de su lado Isaura le sentencia: “me debes un hijo”.
Pasado el tiempo él tiene un hijo con otra mujer, con quien forma una familia estable. En esa misma época una manada de lobos merodea por los alrededores del pueblo, y tiene como líder a una loba de ojos amarillos; que “casualmente” se dirige en busca de un bebé a casa de Silvestre, quien acaba pagando en sus propias carnes el daño ejercido.
Y la cuarta y última leyenda recoge la historia de “El cumplemuertes”. En ella se narra la historia de un hombre que un día concreto de cada año, durante tres años consecutivos, recibe una carta de felicitación por su muerte. Además, en la primera carta que recibe, se especifica que ese mismo día del cuarto año morirá.
El hombre, quien al principio pensaba que se trataba de una broma, deja su trabajo en la gran ciudad, y su casa, para irse a vivir a un pueblo, sin darle a nadie su nueva dirección. A pesar de eso, el segundo año recibe una nueva felicitación de “cumplemuertes”, y tras cambiar de domicilio nuevamente, lo mismo sucede el tercer año. Aún así, él no se rinde, y decide vivir cada día como si fuera el último, disfrutar del presente y no desistir en la tarea de esquivar a la muerte, hasta que por fin llega el cuarto año…
Moraleja: No le abras la puerta a nadie; no mates viejas; no ligues con lobas; y no celebres tu "cumplemuertes", a no ser que estés muy seguro de que vas a poder negociar con la muerte cuando venga a por ti…
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